miércoles, 24 de junio de 2015

De la Revolución Industrial a la Era del Cliente. Segunda Parte (2 de 5) - El enfoque del proceso productivo determina nuevas eras.

A partir de la consolidación de la nueva era industrial hacia finales del siglo XVIII, varios economistas, sociólogos, futurólogos y una amplia gama de profesionales estudiosos e investigadores, han ido estableciendo etapas muy bien demarcadas, caracterizadas por situaciones y patrones muy específicos de transformación y enfoque en las sociedades. Forrester aporta la siguiente gráfica para describir estas etapas o eras:


Era de la Fabricación
Como puede observarse, la Revolución Industrial da paso a la Era de la Fabricación que abarcó de 1900 a 1960, y se caracterizó por la fabricación en masa o en serie, provocando que las plantas industriales fueran la tendencia exitosa a seguir.

Era de la Distribución
A partir de 1960 y hasta 1990, el mayor alcance y velocidad de recorridos logrados con el desarrollo de las máquinas utilizadas como medios de transportación hicieron al planeta más pequeño en términos de distancias, lo cual fue apoyado de forma paralela por el desarrollo de medios y sistemas de comunicaciones globales convirtiéndose en la llave de los procesos de distribución y logística, impulsando con ello el proceso de globalización de la economía. Otro factor determinante fue el paulatino debilitamiento de las economías centrales que operaban bajo esquemas socialistas radicales y que balanceaban las fuerzas y poderes económicos en el planeta.  

Era de la Información
A partir de 1990 las computadoras personales de habían ya diseminado en el mundo de manera importante, y estaban ya interconectadas a través del Internet. Por su parte las cadenas de suministro estaban también ya muy bien desarrolladas. Durante 20 años, ambos factores representaron el dominio de aquellos quienes controlan el flujo de la información en este ecosistema tecnológico-logístico.

Era del Cliente
A partir del 2010 los consumidores han sido empoderados o facultados por la diversidad de canales de contacto que ponen a su disposición quienes les venden productos o servicios, así como por la movilidad, las redes sociales y los diversos medios de comunicación que están a su alcance, lo que les ha dado la posibilidad de demandar un nuevo nivel de obsesión por el cliente para lograr a cambio su satisfacción y lealtad hacia las marcas. En un escenario afectado por una crisis global a finales de la primera década del siglo XXI, el consumidor se ha vuelto más racional a la hora de gastar. Ahora es más exigente y pide más por menos. En la Era del Cliente han surgido conceptos como el Marketing 3.0 y el de Customer Experience.

En esta etapa solamente serán exitosas en  las empresas que tomen riesgos y se atrevan a hacer cosas diferentes, fuera de los estrictos patrones y pesadas teorías establecidos por las viejas escuelas de negocios, pero que además sean ágiles y capaces de innovar sus formas y métodos de conocer, atender y de estar en contacto para escuchar y satisfacer las necesidades de sus clientes.
Martha Rogers describe la Era del Cliente en los siguientes términos: “Usar información acerca de cada cliente para hacerlo más valioso para la empresa y hacer que la empresa sea más valiosa para cada cliente, debe ser el centro de la estrategia de marketing de quienes quieran ser exitosos en el actual entorno de los negocios”. Ella recuerda que todos los ingresos provienen de los clientes, y que ellos dicen lo que quieren o cómo lo quieren. A la empresa le corresponde ajustar el producto, servicio o elementos asociados a este. “Mientras más esfuerzo invierta el cliente, mayor será su interés en hacer que la relación funcione”. Este ciclo lleva al cliente a encontrar que es más conveniente permanecer leal en vez de volver a enseñar todo acerca de él a uno de nuestros competidores.


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